jueves, 22 de abril de 2010


LA REVOLUCIÓN DE MAYO

En 1806 y 1807, se produjeron en Buenos Aires las invasiones inglesas. En la primera oportunidad, ocuparon efectivamente la ciudad y la gobernaron durante 46 días. La reacción de los habitantes estuvo dividida. Algunos comerciantes recibieron con simpatía a los ingleses porque pensaron que se iban a beneficiar con el libre comercio. Otros veían la oportunidad de terminar con el gobierno español. El Virrey Sobremonte, con muy pocas fuerzas militares a su mando, se retiró a Córdoba para reorganizar la reconquista, ciudad en la que tenía un gran prestigio y estaba más cerca de las tropas del norte, apostadas para reprimir posibles levantamientos indígenas. Intentó salvar el tesoro que esperaba ser enviado a España pero fue capturado por los ingleses, enviado a Londres y repartido luego entre los invasores.Pero la mayoría de la población, sobre todo los sectores populares, se dispusieron a resistir. Un grupo llamado de los Catalanes planeó una serie de túneles para llegar debajo de los fuertes y dinamitarlos. Se inició la construcción pero no se llegó a tiempo.Juan Martín de Pueyrredón, comenzó a organizar milicias populares en las afueras de la ciudad.La reconquista finalmente llegó desde Montevideo, con tropas al mando de Santiago de Liniers, unidas a las de Pueyrredón y voluntarios unidos masivamente en su trayecto desde el desembarco en la actual ciudad deTigre, hasta su llegada a Retiro en las afueras de Buenos Aires.El triunfo sobre los ingleses tuvo algunas consecuencias fundamentales. El 14 de agosto de 1806 se realiza un Cabildo Abierto donde una institución de carácter municipal con participación de vecinos criollos, nombra a Liniers virrey destituyendo de hecho a Sobremonte. Por otra parte se organizan milicias populares con gran participación de criollos ricos pero también sectores populares.Estas milicias se organizan para resistir una nueva invasión que se produjo en 1807 con un nuevo triunfo sobre los ingleses que esta vez vinieron con una fuerza mayor. Este hecho aumentó el prestigio político y militar de los habitantes de Buenos Aires que no perdieron la oportunidad de recordarles a España y al resto de las colonias, como había vencido la ciudad puerto a la primera potencia mundial.Otra consecuencia importante fue para los comerciantes locales que disfrutaron por unos meses del libre comercio. Inglaterra introdujo mercaderías por un valor de un millón de Libras Esterlinas.Los años posteriores a las invasiones transcurrieron en Buenos Aires con un clima altamente politizado, discutiendo las noticias llegadas de Europa en los cafés, en reuniones secretas y en los adiestramientos de las milicias.En los círculos intelectuales se discutía, influenciados por la Ilustración, la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Haitiana, temas como la soberanía popular, la igualdad y la independencia política.Los comerciantes y hacendados americanos levantaban cada vez más las banderas antimonopolistas. La ciudad se dividía en americanos y españoles, aunque los primeros no eran un grupo unido por los mismos intereses y con marcadas diferencias.Los criollos llegaron a 1810 aliados por su lucha contra el dominio español.En mayo de ese año, cuando llegaron las noticias que la resistencia española frente a la invasión de Napoleón, había sido prácticamente derrotada al disolverse las juntas que gobernaban en nombre del rey Fernando VII, los porteños aprovecharon para iniciar la revolución.El primer paso fue buscar el ámbito oficial donde discutir la posición a adoptar frente a las noticias de España. El lugar donde podían participar los criollos era el Cabido Abierto y más recordando el del 14 de agosto de 1806.El virrey Baltasar Cisneros, que había reemplazado a Liniers que de ser el héroe de la reconquista pasó a ser acusado de espía francés, no quería el debate. Las milicias, encabezadas por Cornelio Saavedra, tendrán un papel fundamental para la convocatoria del cabildo del 22 de mayo ya que sin la presión de las armas, el virrey difícilmente hubiera cedido. También las manifestaciones populares criollas en la Plaza, influyeron. La violencia estaba instalada, aunque en esos días no se disparó un solo tiro, la amenaza estuvo presente durante toda la Semana de Mayo.El día de la reunión, aunque las cercanías del cabildo debían estar solamente con presencia de las milicias, gran cantidad de personas comandadas por French y Beruti presionaban a los cabildantes.Dos opiniones principales se discutieron, la del obispo Benito Lue, representante de los españoles, que sostenía que había que continuar con el mismo gobierno y que si había que cambiar algo, las nuevas autoridades debían ser nacidas en España. La otra opinión fue liderada por Juan José Castelli que representaba a los criollos: con el Rey preso el poder regresaba al pueblo, por lo tanto debía renunciar el virrey y se debía formar una junta de gobierno como las que se habían formado en España.La votación fue ampliamente favorable a la postura de Castelli, pero se decidió que la junta la organizara el cabildo ordinario al día siguiente. El virrey intentó un último recurso al nombrar como miembros del nuevo gobierno a dos criollos y dos españoles pero presididos por el propio Cisneros. La reacción de los porteños no se hizo esperar y el 25 de mayo ganaron nuevamente las calles con las milicias a la cabeza.Por fin la presión logró que una junta propuesta por los dirigentes revolucionarios sea aceptada y puesta en funciones. Si bien la Primera Junta presidida por Saavedra, Juan José Paso y Mariano Moreno como secretarios, más seis vocales entre los que se destacaron Manuel Belgrano y Castelli, gobernaría en nombre del rey Fernando VII, la revolución política se había iniciado ya que nunca más se dependió de España.El mismo 26 de mayo el flamante gobierno criollo tuvo que enfrentar tres gravísimos problemas que tardaron años en resolverse. En primer lugar las diferencias internas de la burguesía de Buenos Aires que defendían distintos intereses, representados en los integrantes de la Junta: comerciantes, hacendados, profesionales, militares y hasta un cura.En segundo lugar la reacción del interior del virreinato que también tenía distintos intereses a los de Buenos Aires ya que la composición de la sociedad era diferente al igual que la explotación económica que no se centraba en la ciudad puerto sino en el Potosí.Por último, la presencia de fuerzas militares españolas en Montevideo y en elAlto Perú, que no iban aceptar el movimiento revolucionario y se iban a disponer a reprimirlo como lo venían haciendo con los intentos anteriores.Las divisiones internas en la Junta, estaban manifestadas en dos grupos que a su vez tenían sus matices y llevaban el nombre de sus líderes. Los morenistas, integrado por los abogados influenciados por el iluminismo y sobre todo por la Revolución Francesa, además de su conocimiento de la verdadera situación de los indígenas, ya que habían estudiado en el Alto Perú, como el propio Moreno y Castelli. Belgrano, también integrante de este grupo, si bien estudió en Europa y al igual que los otros pertenecía a familias ricas, tenía el ideal de igualdad e independencia.Saavedra, representaba a los jefes militares, los hacendados y los comerciantes y la intención principal era terminar con el gobierno y el monopolio español, para establecer un gobierno criollo y un monopolio de Buenos Aires disfrazado de libre comercio, sin cambiar la situación social, ya que la igualación de indígenas, mestizos y esclavos, terminaría con la mano de obra barata.Castelli debió partir al norte y Belgrano a Paraguay con misiones militares. A pesar de la enorme obra de gobierno de Moreno, como la difusión de los ideales revolucionarios a través de La Gazeta, el fomento de la educación y el intento de torcer la revolución política hacia lo social, no pudo sólo, en la Junta, contra sus enemigos. Perdió la pulseada y fue enviado a Europa en misión diplomática, muriendo en el viaje. Asesinado o no, ya poco hubiera podido hacer políticamente desde tan lejos.Con respecto al interior del virreinato, la decisión fue invitar a las ciudades a que envíen diputados a la Junta, pero conociendo el espíritu conservador y anti Buenos Aires, las invitaciones eran llevadas por una fuerza militar que se encargaría de reprimir cualquier intento contrarrevolucionario.Córdoba fue la primera reacción. El gobernador Liniers, ex virrey y héroe de la Reconquista, intentó resistir a las fuerzas porteñas y por orden de la Junta fueron fusilados todos los cabecillas de la contrarrevolución.Luego de esta acción la mayoría de las ciudades proclamaron su adhesión a la Revolución.La Banda Oriental, actual Uruguay, quedó bajo el poder de los realistas. José Gervasio de Artigas, se levantará en armas contra el gobernador español. Paraguay estuvo de acuerdo con los ideales de la revolución pero no aceptó la tutela de Buenos Aires. A pesar de los esfuerzos de Belgrano, se separó del virreinato y declaró la independencia de España convirtiéndose en el primer país emancipado de América del Sur. El Alto Perú también estaba dominado por los españoles que tenían un poderoso ejército ya que la región había tenido varios levantamientos indígenas. Hacia allí se envió un ejército al mando de Castelli, que luego de reprimida la contrarrevolución en Córdoba, continuó su viaje al norte.El ex virreinato estaba formado por provincias que en realidad eran una ciudad y un territorio rural con limites o fronteras poco definidas, que pronto rompieron con las jurisdicciones de intendencias establecidas por los españoles. Así Tucumán, Córdoba, Jujuy, Salta, Santa Fe, por ejemplo, se constituyeron en provincias gobernadas desde lo que luego serían las capitales.Entre 1810 y 1820, se mantuvieron unidas con el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata, bajo diferentes formas de gobierno, que no llegaron a durar ninguna de ellas más de un año cada una. La Primera Junta, en diciembre de 1810, incorporó a los diputados llegados desde el interior del país y se formó la Junta Grande. La ingobernabilidad de tantos miembros llevó a la formación del Primer Triunvirato. Un golpe de estado lo destituyó y se formó el Segundo Triunvirato que convocó a la Asamblea del año XIII. Los objetivos de dicha reunión fueron la declaración de independencia y la redacción de una Constitución que estableciera una forma de gobierno. Ninguna de las dos cosas se lograron pero se declaró la libertad de vientres como primer paso para la abolición de la esclavitud, se anuló la mita, la encomienda y el yanaconazgo, se decretó la abolición de los tormentos y se ordenó la destrucción de todos los elementos de tortura, la aprobó la adopción del escudo nacional, del himno y la acuñación de moneda. Además creó un nuevo Poder Ejecutivo, el Directorio, a cargo de una persona con el título de Director Supremo, que si bien esta institución duró desde 1814 hasta 1820, ocuparon ese cargo cinco personas sucesivamente.La inestabilidad política era el reflejo de los diferentes intereses económicos, sociales, políticos y regionales que estaban en juego. En la Asamblea del año 1813, no participaron los diputados de las provincias del litoral, lideradas por Artigas porque a un sector de dirigentes de Buenos Aires no le convenían las instrucciones que traían esos representantes por lo tanto les impidieron su participación.En 1816 se reúne en Tucumán un nuevo Congreso que ante las noticias llegadas de Europa, caída de Napoleón, se restauraron las monarquías y el rey de España pretendía que las colonias vuelvan a la misma situación anterior a 1810, declara la independencia de las Provincias Unidas con respecto a España (9 de julio). Días más tarde, se agrega a la declaración, “y de toda dominación extranjera”, al conocerse los planes de algunos dirigentes de entregarle el gobierno de estas provincias a Inglaterra.El congreso, se trasladó a Buenos Aires y en 1819 promulgó una constitución centralista, que no respetaba las autonomías provinciales, lo que llevó a la reacción de los caudillos del interior y se inició la guerra civil, provocando la caída del directorio y terminando con la frágil unidad mantenida hasta ese entonces.