domingo, 21 de junio de 2009

ÉXODO JUJEÑO


25 de agosto de 1812.
Marzo de 1813
El ejército del Norte, luego que fuera relevado Castelli, se replegó a Salta y Belgrano se hizo cargo del mismo en marzo de 1812. El panorama era terrible, los soldados, alrededor de 1.500 estaban desmoralizados, con pocas armas y municiones, sin remedios y vestuario adecuado. Los sectores ricos del noroeste, veían con desconfianza al ejército revolucionario por las medidas adoptadas por Castelli y no sólo eran reacios a aportar dinero y alimentos para la tropa, sino que además, algunos tenían tratativas secretas con los españoles del Alto Perú, para reestablecer el orden colonial.
Buenos Aires, preocupado por sus disputas con Artigas niega ayuda. Lo poco que pide Belgrano, (espadas para sus oficiales) le es negado. El ejército español preparaba una ofensiva contra Jujuy. La revolución estaba en peligro.
El Triunvirato, que gobernaba en ese entonces le ordena a Belgrano retirarse con sus tropas hasta Córdoba, con la intención de que luego se traslade a luchar contra Artigas. Sin embargo desobedece y realiza el éxodo jujeño en agosto de 1812. Convence al pueblo de emigrar en masa hacia el sur, dejando tierra arrasada, para no permitir el aprovisionamiento de los realistas que venían avanzando. Los sectores más ricos no quieren abandonar sus propiedades y pertenencias lo que obligó a Belgrano, a amenazarlos con la pena de muerte. El éxodo se realiza en perfecto orden y la multitud recorre en cinco días, 250 kilómetros, transportando lo poco que se podía llevar y destruyendo lo que hay a su paso. Un grupo de voluntarios jujeños frena al enemigo en la retaguardia. Fue una gesta popular ideada por Belgrano, que tuvo la visión estratégica de que era imposible enfrentar a los españoles en Jujuy, pero tampoco era necesario replegarse tanto como pretendían desde Buenos Aires, lo que hubiera significado la pérdida del noroeste.

En Tucumán, se sumaron cientos de voluntarios armados con lanzas, cuchillos y boleadoras. En septiembre de 1812 se produce la Batalla de Tucumán, con el triunfo patriota que se redobla en Salta en febrero de 1813.
Luego vendrán las derrotas en Vilcapugio y Ayohúma, en octubre y noviembre de 1813. El desastre fue total, 600 prisioneros, 300 muertos y 200 heridos además de la pérdida del armamento y la ocupación por parte de los españoles de todo el Alto Perú.
En 1814, San Martín se hace cargo de lo que queda del ejército del norte, con el refuerzo de sus granaderos. Reconoce lo actuado por Belgrano, colmándolo de elogios, pero analizando la situación del noroeste, elabora un plan de liberación continental que pronto fue puesto a consideración de Buenos Aires.